Kolff nació el 14 de febrero de 1911 en los países bajos, su padre era médico y director de un hospital que ofrecía tratamientos para la tuberculosis, Kolff siguió los pasos de su padre, así que estudió medicina en la universidad de Leiden, en 1940 jugó un papel decisivo al implementar el primer banco de sangre en Europa, murió en el 2009 tras una larga trayectoria médica. En 1946 obtuvo un doctorado summa cum laude en la Universidad de Groningen marcando el inicio de un tratamiento que ha salvado la vida de millones de pacientes con insuficiencia renal aguda o crónica. Trabajando con tambores de madera, tubos de celofán y bañeras de lavandería, Kolff construyó un aparato que extraía la sangre del paciente, la limpiaba de impurezas y la bombeaba nuevamente al paciente. Los primeros 15 pacientes vivieron no más de unos pocos días en las máquinas de Kolff, pero ésto no lo desanimó, supo que con el tiempo podría prolongar la vida de un paciente incluso más tiempo.
En 1950, Kolf viajó a Estados Unidos, se convirtió en ciudadano Estadounidense en 1956 y realizó experimentos con una máquina que mantenía el corazón y pulmones, funcionando durante la práctica de una cirugía, lo que permitió realizar una cirugía a corazón abierto por primera vez.
En 1955, asistió a la primera convención de la Sociedad Americana de Órganos Artificiales y comenzó el desarrollo del primer corazón artificial implantable. En 1957, implantó un corazón artificial en un perro, que sobrevivió durante 90 minutos. Kolff creía que estaba en el camino correcto, aunque las revistas y sociedades médicas serias no aceptaban artículos sobre el tema de los órganos artificiales implantables.
En 1961, diseñó una bomba de balón intra-aórtica para casos de insuficiencia aguda del miocardio, con el paso de los años, el uso de la bomba fue generalizado.
El Dr. Kolff es ampliamente reconocido por «el desarrollo de la hemodiálisis renal, que cambió la insuficiencia renal de una enfermedad mortal a una enfermedad tratable, prolongando la vida útil de millones de pacientes». Murió en su hogar en Newtown Square, Pennsylvania, unos pocos días antes de su 98 cumpleaños, sin duda, un hito de gran importancia en las historia de los dispositivos médicos.
Otros artículos de interés