La pandemia por coronavirus ha puesto de manifiesto la importancia de acortar las cadenas de suministro para abastecer productos esenciales para cubrir la necesidades básicas de la población.

Algunos países consideran ya, la posibilidad de producir y fabricar todo lo necesario al interior de los mismos, asumiendo que los costos de producción aumentarían pero a la par de la calidad de los productos.

Por su parte, los suministros médicos también han enfrentado las consecuencias del cierre de fronteras, aumento de costos, el incremento del mercado negro y comerciantes sospechosos. Aunque el equipo de protección personal fue un rubro afectado, no es el único, también los suministros de prueba, materiales de diálisis, productos farmacéuticos y una amplia gama de productos básicos esenciales para la atención diaria, tanto para pacientes con coronavirus, como aquéllos sin COVID-19.

El coronavirus ha sido un evento histórico, inesperado, global que ha puesto en problema a todo tipo de industrias. Nadie tenía un plan de contingencia. Si bien muchas industrias se vieron afectadas, una que se vio sometida a la mayor presión fue la médica, en particular, se experimentó una escasez mundial de equipo de protección personal y equipos médicos para el tratamiento del SARS-CoV-2.

Las demoras y fallas en las cadenas de suministro no son una opción para el área médica, porque de ello dependen vidas. No se trata de “aceptar que no hay”, miles de pacientes y sus salud, dependen de la industria farmacéutica, existen medicamentos y equipos vitales que no pueden esperar, como los tratamientos para cáncer, aparatos para diálisis, etc. Lo anterior, dio por resultado que los gobiernos se apresuraran a comprar el stock disponible, generando más presión sobre la existente.

La demanda de ventiladores mecánicos y su escasez, provocó que industrias que nada tenían que ver con el sector, contribuyeran a la fabricación de nuevos equipos, el mundo ha aprendido de la experiencia y hoy el reto, consiste en evitar que esto vuelva a sucedernos.

La reapertura y reinicio de procedimientos electivos, genera ya un incremento en la demanda de equipos, ya no es posible alargar y reprogramar, no solo implica riesgos, sino también un incremento en los costos. El reemplazo de órganos, marcapasos, stents, representan vida y no puede alargarse más, una falta de stock, sería devastadora.

Deben revisarse las cadenas de suministro para volverse más resistentes, asirse de grupos abastecedores minoristas, rastrear y verificar la cantidad exacta de equipos disponibles por rubro, la digitalización de los procesos traerá consigo transparencia.

Sin duda una mejora en los ciclos de pedidos, mitigará el tiempo de espera en los procesos, la previsión de la demanda a corto plazo ayudará a los gerentes a comprender exactamente qué dispositivos se necesitan, cuántos y les ayudará a planificar la cantidad que deben pedir a los proveedores.

Tanto los proveedores de logística como los de atención médica deben estar preparados y trabajar en cohesión para entregar suministros médicos consistentes. Los gobiernos también ocupan un papel importante, para disminuir posibles trámites administrativos que den por resultado cuellos de botella innecesarios. Evitar que la salud de los paciente se vea comprometida es un deber de todos los actores que participan en el suministro de equipos médicos, tomar las acciones necesarias será responsabilidad de cada participante.

Por: Dalia Solano.

Fuentes:

BMJ Journals.
Vulnerability of the medical product supply chain: the wake-up call of COVID-19.

Medtech news.
Vulnerability in the medical supply chain – time for a shake up.