Recientemente, se han presentado avances en la detección rápida y precisa de lesiones cerebrales traumáticas leves (TBI, por sus siglas en inglés) con el desarrollo de una nueva prueba que utiliza sangre entera para identificar biomarcadores asociados con conmociones cerebrales. Este avance es crucial para los médicos y proveedores de atención médica en estaciones de socorro de batallones y hospitales de campaña, permitiéndoles decidir rápidamente a quién tratar primero y quién necesita ser evacuado.
Desde noviembre de 2000 hasta 2023, más de 492,000 miembros del servicio estadounidense han sufrido un TBI debido a entrenamiento militar, despliegues o actividades diarias, según el informe anual 2023 del Centro de Excelencia de Lesiones Cerebrales Traumáticas de la Agencia de Salud de Defensa. Tener una prueba sencilla y portable para TBI es vital para proporcionar atención oportuna y de alta calidad dentro del Sistema de Salud Militar.
Aprobada por la FDA en marzo de 2024, esta prueba rápida ofrece resultados en solo 15 minutos y puede ser utilizada hasta 24 horas después de la lesión. A diferencia de las pruebas anteriores que requerían plasma o suero y procesamiento en laboratorio, esta prueba utiliza una pequeña cantidad de sangre entera, similar a una prueba de glucosa en casa. Esto permite su uso en el campo de batalla, donde el tiempo es esencial.
El dispositivo es particularmente valioso en situaciones de conflicto donde la evacuación rápida no siempre es posible. La capacidad de evaluar rápidamente a los pacientes y priorizar evacuaciones puede ayudar a mantener la fuerza combativa en el frente, eliminando evacuaciones innecesarias y permitiendo que los casos más graves reciban atención especializada más rápidamente. El dispositivo también puede ayudar a correlacionar los niveles de biomarcadores en la sangre con la gravedad de las lesiones intracraneales, mejorando la toma de decisiones médicas.
El Comando de Investigación y Desarrollo Médico del Ejército de EE. UU. ha trabajado durante más de dos décadas en el desarrollo de métodos para detectar y evaluar TBI. La nueva prueba se desarrolló en colaboración con el fabricante de dispositivos médicos Abbott y se probó en condiciones simuladas de batalla en Fort Hunter Liggett, California. Durante estas pruebas, se demostró que el dispositivo podría reducir la necesidad de evacuaciones médicas innecesarias y mejorar la gestión de casos de TBI en el campo.
La investigación en curso sugiere que futuras versiones del test podrían ser utilizadas para clasificar a los pacientes más gravemente heridos, acelerando su acceso a neurocirujanos y salvando vidas. Por otra parte, y a modo de conclusión, este test representa un parteaguas en la colaboración entre las fuerzas armadas y la industria médica para desarrollar soluciones que protejan la salud y el bienestar.