Un reciente avance en la tecnología de monitoreo ocular, desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv (TAU), ha permitido el desarrollo de un sistema de imagen en infrarrojo de onda corta (SWIR), capaz de evaluar dinámicas rápidas de la pupila y estimar la dirección de la mirada incluso cuando los ojos están cerrados.
Tradicionalmente, la pupilometría, que mide el tamaño de la pupila y su respuesta a estímulos luminosos, ha sido un proceso manual y limitado a ojos abiertos. Sin embargo, este nuevo enfoque sin contacto utiliza una combinación de imágenes SWIR y algoritmos avanzados de procesamiento, incluyendo algoritmos de aprendizaje profundo, para captar reflejos pupilares y movimientos oculares detrás de los párpados cerrados, permitiendo un monitoreo continuo y preciso sin necesidad de intervención directa. La tecnología se enfoca específicamente en el reflejo luminoso pupilar, en el cual la pupila se contrae en respuesta a un destello de luz y luego se dilata de nuevo.
El sistema ha demostrado su eficacia en estudios experimentales, donde logró medir cambios en la respuesta de la pupila a estímulos luminosos (Reflejo Luminoso Pupilar) en más del 90% de los participantes. Los experimentos compararon los resultados de los ojos cerrados con los de ojos abiertos, mostrando que la tecnología puede rastrear con precisión los cambios en el tamaño de la pupila y estimar la dirección de la mirada con un alto grado de exactitud, dentro de unos pocos grados. El sistema opera en longitudes de onda donde la luz tiene su máxima penetración en tejidos biológicos, lo que permite obtener datos más precisos que los métodos tradicionales de imagen en el infrarrojo cercano. Esto abre la puerta a su uso en entornos clínicos como la monitorización de pacientes durante el sueño, la anestesia y en unidades de cuidados intensivos, donde la evaluación ocular tradicional no es viable.
Además, esta tecnología tiene el potencial de detectar cambios en el estado de alerta o arousal, lo que podría ser crucial para identificar problemas durante la anestesia o emergencias neurológicas. El monitoreo continuo de la pupila también es una herramienta valiosa en el manejo del dolor, los trastornos del sueño y en la evaluación de la función neurológica en pacientes inconscientes. El rastreo de los movimientos oculares y del tamaño de la pupila puede ser crítico en situaciones clínicas como la detección de convulsiones, pesadillas, o incluso el reconocimiento de dolor o reactividad en pacientes que no responden, como en cuidados intensivos o en situaciones traumáticas.
El monitoreo de los movimientos oculares y del tamaño de la pupila, especialmente en pacientes con los ojos cerrados, representa una ventaja significativa en comparación con las técnicas convencionales. En el ámbito clínico, esto podría utilizarse para evaluar el nivel de sedación, detectar problemas como el dolor intraoperatorio, y monitorear el estado neurológico en tiempo real, mejorando la atención en situaciones críticas.