Los dispositivos médicos son indispensables en casi todos los aspectos de la atención médica.

Un microchip es un pequeño chip electrónico encerrado en un cilindro de vidrio que tiene aproximadamente el mismo tamaño que un grano de arroz. El microchip no tiene batería: se activa mediante un escáner que se pasa sobre el área y las ondas de radio emitidas por el escáner activan el chip. El chip transmite el número de identificación al escáner, que muestra el número en la pantalla. 

Los microchips de uso veterinario, se inyectan debajo de la piel con una aguja hipodérmica. No es más doloroso que una inyección típica, aunque la aguja es un poco más grande que las que se usan para la inyección. No se requiere cirugía ni anestesia: se puede implantar un microchip durante una visita de rutina al consultorio veterinario. Si la mascota ya está bajo anestesia para un procedimiento, como castración o esterilización, el microchip a menudo puede implantarse mientras todavía está bajo anestesia.

El uso del microchip como medio de identificación proporciona innumerables ventajas, entre las que podemos mencionar, el evitar el robo y venta clandestina de animales, evitar los abandonos, el sacrificio innecesario de animales porque no se pueda rastrear a su propietario, y como beneficios tenemos la identificación plena de la propiedad del animal, reafirmar la responsabilidad en su cuidado, realización de controles sanitarios y de censos reales con los cuales podrán establecerse programas de control y/o erradicación de enfermedades transmisibles al hombre, también permiten el control genealógico y especialmente facilitan la recuperación de animales perdidos.

El desarrollo de la tecnología de dispositivos médicos está limitado por las consideraciones financieras y éticas de las pruebas con animales y los ensayos clínicos. Asimismo, la utilización del microchip en animales se ha incrementado por los esfuerzos legislativos de diversos países para obtener una forma de control efectiva y por diversas asociaciones. Algunos microchips utilizados en laboratorios de investigación tienen la función en algunos animales como los caballos de transmitir información sobre la temperatura corporal. La investigación se encamina hacia la integración de elementos clave de las tecnologías de órganos en un chip, con pruebas de dispositivos médicos para predecir el rendimiento en el mundo real y/o comparar con tecnologías existentes. La biocompatibilidad también es un área importante de prueba para muchas autoridades reguladoras. 

La Organización Internacional de Estándares, o ISO, ha aprobado y recomendado un estándar global para microchips. El estándar global tiene como objetivo crear un sistema de identificación que sea consistente en todo el mundo. Por su parte en Europa se ha propuesto una nueva legislación para combatir el abuso de los animales. Si el parlamento lo aprueba, todos los propietarios de caballos, ponis y burros tendrán que colocar un microchip a sus animales a partir de octubre de 2020, o estarán sujetos a sanciones de sus autoridades locales y a una multa de hasta £ 200. Los datos del microchip se almacenarán en una base de datos equina central para permitir la identificación de los propietarios, por lo que los animales perdidos o robados pueden devolverse de manera más rápida y fácil. También facilitará que las autoridades locales y la policía identifiquen a los propietarios que arrojan sus caballos para que puedan recibir el castigo apropiado, y los animales pueden recibir una mejor atención.

Ante la necesidad de identificar a los animales, se ha conjugado la tecnología con los requerimientos para crear un microchip implantable, biológicamente compatible, que permita la identificación al relacionar a un determinado individuo de la especie con un número de identificación único que se encuentra protegido por criptografía, comparándose a una firma digital.

Por: Dalia Solano

Fuentes:

Researchgate.
Medical devices on chips.

Zenopa.
Microchip obligatorio para todos los caballos, potros y burros propuestos.