Cuando en noviembre del año pasado la revista The Lancet publicó los primeros resultados acerca de la codificación de la proteína S del virus SARS-CoV-2, sería un primer paso para la creación de una vacuna para economías emergentes. Recientemente, la investigación fue presentada como un logro del gobierno mexicano y bautizada por el presidente Andrés Manuel López Obrador como “vacuna patria”.

México desea participar en la producción de la segunda generación de vacunas contra el COVID-19. Para lograrlo, se cuenta con la colaboración de investigadores extranjeros y mexicanos. El proyecto, articulado por el Conacyt, es el resultado de una estrategia de inversión mixta y de colaboración solidaria entre el Gobierno de México y el laboratorio mexicano Avimex, que cuenta con una trayectoria de más de 70 años y reconocimiento a nivel internacional.

Hasta ahora, se ha informado que la vacuna cuenta con los requerimientos regulatorios necesarios y utiliza vectores similares a otras vacunas que se están aplicando alrededor del mundo, vectores que no dan lugar a efectos adversos y que tienen una gran capacidad de inducir una respuesta inmunogénica y de protección bastante fuerte. Después de analizar las plataformas tecnológicas disponibles, Avimex determinó que un virus recombinante de la enfermedad de Newcastle (rNDV) tenía el potencial de éxito para la vacuna contra Covid-19. La vacuna que Avimex está desarrollando utiliza tecnología de Icahn School of Medicine at Mount Sinai (Nueva York, EUA), a través de una licencia de uso exclusiva para México. Gracias a las tecnologías del vector de la enfermedad de Newcastle de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí (Nueva York, EE.UU.), y de la estabilización de la proteína S o espícula del SARS-CoV-2, de la Universidad de Texas en Austin, se logró construir el candidato vacunal de mayor potencial clínico e industrial, bajo tecnologías licenciadas a Avimex por ambas instituciones.

Es importante mencionar que el desarrollo de la vacuna “Patria” ya ha demostrado su efectividad contra la Covid-19 en las pruebas pre-clínicas aplicadas en distintas especies de animales. Además, la Comisión Nacional para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) ha certificado la planta de producción, los primeros lotes de vacunas y el diseño de pruebas para el primer ensayo clínico en seres humanos, mismo que se llevará a cabo a partir del mes de abril de 2021 y con los más altos estándares de investigación clínica, en las instalaciones del Hospital Médica Sur (Ciudad de México); además de ser supervisados por CRO independientes y un grupo de expertos avalado por el CNCTI-SP del Conacyt.

De superar las fases 1,2 y 3 en humanos, la vacuna podría estar lista para finales del año 2021. Conacyt ha apoyado el desarrollo de “Patria” con 135 millones de pesos, además de los 15 millones de pesos aportados por la AMEXCID-SRE.

Es importante recordar que México fue soberano en producción de vacunas hasta 1999, pero el abandono histórico de los sistemas de salud pública y las políticas de dependencia científica y tecnológica provocaron que, ante la emergencia sanitaria por Covid-19, México tuviera que importar lotes millonarios de vacunas, enfrentando los vaivenes y disponibilidad del mercado farmacéutico internacional.

Sin duda se trata de un importantísimo proyecto, pues de lograrse, México estaría en condiciones de contar con una vacuna segura, fiable y de alta calidad, 100% mexicana y accesible, cuyos costos de adquisición para el Gobierno de México serán de hasta 800 % más bajos en comparación con las vacunas contra la Covid-19 importadas desde el extranjero.

Por: Dalia Solano.

Fuentes:

CONACYT.
México avanza en el desarrollo de la vacuna “Patria” contra la Covid-19.

El país.
México prevé que tendrá lista la vacuna contra la Covid-19 , antes de que acabe el año.