Durante décadas, se ha trabajado en el desarrollo de prótesis que logren integrarse con el cuerpo humano con el fin de restaurar la funcionalidad perdida.
Los avances tecnológicos en hardware y software han sido grandes aliados, sin embargo, el problema principal se encuentra en lograr que la prótesis responda a todas las necesidades del paciente. Por lo anterior, el Doctor Max Ortiz Catalán, mexicano radicado en Suecia, realizó la primera conexión directa de una prótesis robótica a los huesos, nervios y músculos de los pacientes por medio de una tecnología también conocida como oseointegración, que se refiere a la conexión íntima, directa, funcional y mantenida en el tiempo, entre el hueso y un implante sometido o no, a carga. Se trata de la primera prótesis-implante para mano del mundo, la cual está directamente conectada a los huesos, nervios, músculos y es controlada utilizando la mente. Esta nueva mano ortopédica permite a las personas experimentar sensaciones como si de una mano real se tratara y ofrece una mayor libertad de movimiento.
El Doctor Ortiz, ha trabajado intensamente en el campo de Biomedicina, es Profesor Asociado en la Unidad de Investigación de Sistemas y Señales Biomédicas y fundador del Laboratorio de Biomecatrónica y Neurorehabilitación. Trabaja en estrecha colaboración con el Centro de Reconstrucción Avanzada de Extremidades en el Hospital Universitario de Sahlgrenska e Integrum AB, en Suecia y apunta: “una extremidad no es un juguete, si no funciona el 100% o al menos el 99.9% de las veces, los pacientes dejarán de usarla”.
El Dr. Ortiz trabaja también, en el control neuronal de las extremidades artificiales a través de implantes osteointegrados, por medio de la adquisición y procesamiento de señales bioeléctricas, interfaces neuronales, aprendizaje automático, osteointegración y neuroestimulación. “Los movimientos son el resultado de órdenes neuronales que viajan por el cerebro a través de los nervios hasta llegar a un músculo que mueve una articulación. Después de una amputación se pierde la articulación y partes del músculo. Conectamos los músculos y nervios supervivientes con el muñón para recoger las señales que iban a la mano amputada. Luego comunicamos esta información con la prótesis”, detalla Ortiz Catalán.
Ortiz, es egresado del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca, actualmente, trabaja con un equipo de científicos en un proyecto internacional formado por académicos de Suecia, Italia y Reino Unido:DeTOP; un proyecto financiado por la Unión Europea para desarrollar la prótesis transradial de próxima generación, mediante la implementación clínica de tecnologías de interfaz robótica y detección y a largo plazo.
El Dr. Ortiz Catalán recibió el «Premio Henry Wallman» en 2019, el «Premio Embebido Sueco» en 2018, el «Dr. Per Uddén Stipendiet» en 2018, el «Premio Brian & Joyce Blatchford» en 2017, el «Premio Delsys» en 2016, el «Premio Europeo de la Juventud» en 2014 y el «Premio Usted puede marcar la diferencia» en 2006.
Max Ortiz Catalán, añadió, que la tecnología de oseointegración pretende terminar con los problemas de inflamación, rozaduras e incomodidad que provocan las prótesis convencionales. “Al tener una conexión directa al hueso no se tiene ningún componente sobre la piel que moleste, por lo que la calidad de vida aumenta”, concluyó.