La epidemia del coronavirus o neumonía de Wuhan, ha desatado una gran demanda de mascarillas. En algunas provincias de China, su uso se ha vuelto obligatorio bajo pena de multa, razón por la cual, muchas farmacias o centros de distribución, han agotado su disponibilidad. Y es que una empresa que se dedica a en China a vender mascarillas, vendió 700 mil el año pasado, pero en tan sólo la última semana, se le pidieron 7 millones.
La mascarilla, también llamada barbijo, cubrebocas o tapabocas, son generalmente utilizadas durante una cirugía, para contener bacterias provenientes de la nariz y la boca, anteriormente exclusivas de uso médico; se hicieron de uso popular durante la epidemia de fiebre española ocurrida en 1919, que mató a 50 millones de personas, desde entonces, se utilizan en espacios públicos ante brotes o epidemias de enfermedades transmitidas por vías respiratorias, o bien, cuando el aire de un determinado lugar está contaminado. ¿Pero son tan eficaces como se piensa?
Cabe mencionar que existen mascarillas con diferentes niveles de protección. Se trata de un dispositivo que puede ser utilizado como método de prevención, ya que protegen al usuario de salpicaduras por saliva o fluidos corporales o también, disminuyen la cantidad de veces que una persona se toca la nariz o boca, evitando dejar virus o bacterias en los objetos que se tocan. La Organización Mundial de la Salud, recomienda el uso de cubrebocas ante enfermedades respiratorias. También se recomienda cambiarla cada cierto tiempo o bien, cambiar su tipo, prefiriendo aquellas que cuentan con un filtro de aire en la parte frontal, sin embargo, con una mascarilla quirúrgica debiera bastar para contar con protección.
Una mascarilla evita que los virus pasen de una persona a otra por medio de gotas de saliva expulsadas al toser o estornudar, que además pueden caer sobre objetos o superficies que luego pueden ser tocados por otras personas, propagando la enfermedad. Aunque como es lógico pensar, al no estar completamente adheridas a la piel, es posible que el virus pase a la cara o pueda inhalarse. Puede concluirse que sí, las mascarillas sí constituyen un método de prevención, aunque no hay estudios concluyentes como para asegurar que se trata de una diferencia significativa entre usarlas o no.
Lo óptimo consiste en lavarse las manos frecuentemente con suficiente agua y jabón y utilizar un desinfectante para manos sin alcohol. Las mismas recomendaciones que se darían para prevenir una gripa normal u otro tipo de enfermedades.
El Centro para Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), recomienda que las personas que se encuentran en contacto con posibles enfermos, cubran además, los ojos mediante gafas.
¿Y qué pasa con las mascotas? En los últimos días también se ha disparado la venta de productos (mascarillas), antipolución para mascotas, principalmente en Estados Unidos, China, Australia y Japón. Sin embargo no se ha confirmado si las mascotas pueden contagiarse con el virus. Hasta ahora, sólo se ha comprobado el contagio en humanos.