Jonathan Rothberg es un científico y empresario estadounidense, mejor conocido por sus contribuciones a la secuenciación de ADN, pero una de sus grandes contribuciones, comenzó cuando a su hija, le detectaron esclerosis tuberosa, una rara enfermedad que causa tumores o crecimientos en el cuerpo, por lo que se requieren ultrasonidos de manera constante. Como ingeniero químico, biólogo y profesor de genética en la Universidad de Yale, comenzó a buscar una cura para la enfermedad de su hija, fundando el Instituto Rothberg para enfermedades de la infancia.
Rothberg descubrió cómo instalar la tecnología de un ultrasonido en un chip, se trata del dispositivo Butterfly, se puede llevar en el bolsillo a cualquier parte, un dispositivo de carga inalámbrica que funciona con baterías y se conecta mediante una aplicación del celular, por supuesto que no es tan bueno como una de las grandes máquinas de 10,000 dólares, pero es más económico que un escáner de mano y ya se comercializa a través de la fundación Gates; es funcional para hacer una revisión de rutina y se acude a una unidad hospitalaria, en caso de requerirse. Rothberg cree en la democratización de la salud, por lo que piensa que las imágenes de estudio deben estar al alcance de todos, «Inicialmente, los termómetros sólo se utilizaban en ambientes médicos, tenerlos en casa, ha sido gracias a los avances tecnológicos», comenta.
El dispositivos, utiliza miles de sensores diminutos, cada uno de los cuales, es más pequeño que un cabello humano. Estos sensores van colocados sobre un chip informático.
Su funcionamiento es similar a la técnica que usan los murciélagos para localizar objetos. El aparato construye la imagen de un cuerpo humano desde dentro hacia afuera y verifica el crecimiento de un feto dentro de un útero, el tamaño del hígado o el de un tumor.
La mayoría de los dispositivos médicos, apuntan hacia la portabilidad y uso en casa, mejoran la calidad de vida de los pacientes porque evitan el desgaste de acudir constantemente a laboratorios y unidades hospitalarias a realizar exámenes de rutina, disminuyen costos de traslado y permiten otorgar tratamientos oportunos y personalizados para los pacientes.
«Nuestra visión no era la de empoderar a los profesionales de la salud», dice Rothberg. «Queríamos que cualquier persona pudiera tener la oportunidad de usar una ventana para acceder al cuerpo humano». Hoy como nunca, la telemedicina ha cobrado una relevancia inimaginable, la creciente demanda de atención médica, el confinamiento, el envejecimiento de la población y las enfermedades crónicas, apresuran la innovación en salud, que se vislumbraba y crecía paulatinamente, pero que hoy, se ha vuelto necesaria e indispensable.