Vivimos en una época donde la información, globalización, comunicación y desarrollo tecnológico, determinan cambios sociológicos profundos. La sexualidad, como parte natural del desarrollo humano, también se ve influenciada por los medios de comunicación e internet. Hoy, la sexualidad se vive de manera más abierta; inicia a edades más tempranas y existe un incremento en la disposición de vivir experiencias diferentes relacionadas al sexo; incluso la pornografía, ha visto el crecimiento de un público cautivo y atento al desarrollo de escenas en donde se utiliza todo tipo de juguetes y aditamentos. Más allá de la problemática social que implica el hecho de que las personas se “eduquen” sexualmente a través de la pornografía, existe un hecho innegable y es que la sociedad tiende a reproducir lo que observa y la necesidad de llevar a la práctica lo que se mira en el móvil o una computadora, resulta emocionante. La curiosidad y apertura para utilizar juguetes sexuales durante encuentros íntimos, ha provocado que la oferta y el mercado de este sector, crezcan de manera exponencial.
Aunque la búsqueda del placer sexual inició con la humanidad misma (pues se han encontrado vestigios de consoladores de piedra o de marfil en la época victoriana) fueron tan sólo el preámbulo para los miles de dispositivos de plástico y silicona que hoy abastecen el mercado. Incluso las mujeres, toman un papel mucho más activo, hoy es posible encontrar en internet, un sin fin de juguetes sexuales fabricados sólo para mujeres, tal es el caso del succionador de clítoris, dispositivo que ha significado un “boom” para el movimiento feminista actual y establece un parteaguas donde el placer, ya no es solamente fálico. Casi la mitad de todos los hombres y más de la mitad de las mujeres heterosexuales han usado un juguete sexual.
Ya en entradas anteriores, hemos hablado de la gran importancia de cerrar la brecha que existe entre la tecnología y el sector médico. El tema que nos atañe, quizá sea consecuencia de dicha brecha, pues aunque algunos juguetes sexuales tienen contacto directo con nuestro cuerpo, se introducen en él, se intercambian entre usuarios, este tipo de aparatos no se encuentran clasificados como dispositivos médicos por el riesgo sanitario que implican y por el tiempo que pueden llegar a permanecer en el organismo, quien los adquiere, nunca imagina terminar con un choque anafiláctico o en una sala de consulta médica como resultado de la toxicidad en los materiales de fabricación.
Es hasta tiempos recientes, que se aborda el tema de la importancia de regular a los juguetes sexuales como dispositivos médicos, pues si bien los distribuidores son regulados por la Ley de Establecimientos Mercantiles local, que faculta a las delegaciones a otorgar o negar este tipo de permisos, los dispositivos no cuentan con certificación de materiales. Sumado a la falta de higiene o desconocimiento de uso, pueden contribuir a compartir fluidos entre personas, exponiéndolas a enfermedades de transmisión sexual, diferentes tipos de infecciones o VIH. Los instructivos y recomendaciones de uso por parte de los fabricantes, resultan indispensables.
Existe un vacío legal por parte de las autoridades sanitarias, aunque hoy el tema se encuentra sobre la mesa. A continuación se mencionan algunos puntos a considerar si desea adquirirse un juguete sexual:
Empaque y materiales: Aunque existen muchas ofertas en el mercado, deben descartarse aquellos que no posean un empaque adecuado, sin instrucciones de uso o descripción de los materiales. Existen pinturas tóxicas con plomo o plásticos no certificados. Algunos juguetes sexuales pueden causar erupciones, sin embargo tiende a culparse al compañero, por lo que las investigaciones y seguimiento de reportes realizados a la fecha, no son concluyentes. Debe preferirse la silicona de grado médico o plástico duro, ya que los que son fabricados con plásticos suaves, tienen a agregar un líquido potencialmente cancerígeno para suavizarlos. Aquéllos juguetes fabricados con PVC (Cloruro de Polivinilo), son altamente irritantes.
Aproximadamente el 30% al 35% de los juguetes sexuales que se encuentran en el mercado, contienen cloro. Si se tiene duda de la calidad de los materiales, se recomienda colocar un condón al utilizarse.
Instructivo: Es importante conocer las recomendaciones de uso por parte de los fabricantes. Los accidentes relacionados al uso de juguetes sexuales se ha duplicado en los últimos años; por ejemplo, objetos que son insertados y se quedan trabados en los genitales, en las unidades de salud se han extraído desde celulares, hasta controles de televisión. Nunca deben introducirse objetos que no son fabricados con ese fin. No deben usarse anillos en el pene por más de dos horas.
Los juguetes sexuales deben lavarse con agua abundante y jabón neutro, si tienen textura, debe utilizarse un cepillo suave para remover fluidos; deben revisarse roturas para evitar acumulación de bacterias. Se recomienda esterilizarlos.
Actualmente se está trabajando en la legislación de juguetes sexuales, el Pleno de la Asamblea Legislativa exhortó a la Secretaría de Salud del Gobierno Federal y la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios, regular los productos vendidos en las tiendas denominadas Sex Shops. Mientras eso ocurre, se recomienda a los usuarios, comprar en tiendas establecidas, algunas de ellas especifican la calidad de sus materiales, pero eso, regularmente impacta en el costo de de los productos.
Aunque en México no existe una ley de regulación sanitaria que se encargue de verificar la calidad de los juguetes sexuales, existe un organismo independiente formado por sexólogos, ginecólogos e ingenieros especialistas, llamada Sexo-verde, la cual se encarga de informar sobre la toxicidad de los productos. El 24 de mayo de 2016, el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó la única norma con la que debe los juguetes sexuales en México, referente al etiquetado de los productos, en la que se establece la información comercial que deben cumplir los juguetes y artículos sexuales elaborados con materiales plásticos y sus derivados, inclusive operados con pila, baterías y/o cualquier otra fuente de alimentación, señalando el etiquetado y almacenamiento, con el propósito de proteger la salud del consumidor. Esta norma se aplica a todos los juguetes y artículos sexuales que se comercialicen en el territorio nacional, que sean de fabricación nacional o extranjera.
Por: Dalia Solano.
Fuentes:
Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Necesaria regulación sanitaria en juguetes sexuales.
Núcleo de Estudos da Saúde do Adolescente (NESA/UERJ).
La sexualidad en la era digital.
Vida y salud.
Los juguetes sexuales no son cosa de juego.
Bellesa.
Toxic sex toys: How to protect yourself from a lack of regulation.
Vice.
Maybe the FDA Should Regulate Sex Toys, Huh?.
Diario Oficial de la Federación.
Industria del plástico-juguetes y artículos sexuales, especificaciones generales de etiquetado.