Como ya hemos mencionado en entradas anteriores, la inteligencia artificial es una poderosa herramientas de la que se ayuda la medicina actual. Millones de datos son recopilados, almacenados e interpretados. El COVID-19 ha puesto en alarma a todos los países, convirtiéndose en un problema global, dejando a mucha gente vulnerable, colapsando los sistemas de salud, deteniendo economías, cerrando fábricas y ciudades enteras.
Ante el brote de la pandemia de coronavirus en Wuhan China, el software Blue dot, que utiliza inteligencia artificial, identificó un tipo de neumonía no conocida, arrojando un nivel de peligrosidad 3, en una escala de 5. La detección temprana de una enfermedad, puede ayudar a salvar vidas, pero cabe mencionar que el papel humano es determinante para la toma de decisiones, finalmente, fue la inteligencia humana la que se dio cuenta de la magnitud del brote y la que buscó respuestas de la comunidad médica.
Otros sistemas de alarma con inteligencia artificial, también hicieron lo propio, como el caso del sistema automatizado HealthMap del Hospital de Niños de Boston, que el 30 de diciembre, emitió el primer mensaje de alerta público fuera de China. Es necesario mejorar los sistemas de alertas emitidos por dispositivos con inteligencia artificial, hoy en día, las alarmas de estos dispositivos, podrían compararse con las de un auto, que ante cualquier movimiento generan ruido, pero es el equipo humano, quien se encarga de discernir entre alertas falsas y verdaderas, en el caso del coronavirus, fue la epidemióloga neoyorquina Marjorie Pollack quien había empezado ya a trabajar con su propia alerta, motivada por un correo personal titulado ¿neumonía inexplicable?
Aún con las falsas alarmas, la inteligencia artificial constituye una poderosa herramienta, existe una carrera por encontrar la vacuna de coronavirus. China ha realizado una gran cantidad de donaciones destinadas a compañías tecnológicas, en un esfuerzo por ayudar a detener la propagación del nuevo coronavirus que se originó en Wuhan. Ahora, dos de las compañías tecnológicas más grandes, están movilizando sus capacidades de investigación del genoma del COVID-19 y gracias a la tecnología, anunciaron este mes que rompieron un récord por completar un proceso de secuenciación del genoma personal completo de alta precisión en 15 minutos. Además, han desarrollado kits de detección de virus y sistemas de secuenciación para el coronavirus, capaz de detectar el virus en tres horas.
Los nuevos equipos de inteligencia artificial colaboran en reconstruir el virus a partir de la secuencia de su genoma. Primero se sintetiza en trozos pequeños que luego, se van ensamblando; el objetivo es traducir el coronavirus, que ahora se sabe, es tipo ARN al código ADN, porque es la única forma de poder manipularlo genéticamente.
Hoy, como nunca antes en la historia, la tecnología constituye una herramienta poderosa para el quehacer médico y alrededor del mundo, existe ya un esfuerzo conjunto por mejorar los sistemas de salud, encontrar una vacuna contra el COVID-19 y otras enfermedades y garantizar así, el derecho humano a la salud.