A diferencia de enfermedades anteriores por coronavirus como el SARS o el MERS, cuyo impacto se limitó en gran medida a regiones específicas del mundo, el nuevo coronavirus, COVID-19, está afectando a todos, en diferentes aspectos, alrededor del mundo.
Sin duda el uso de tecnologías ha adelantado un panorama futuro que se hizo presente, los efectos del fenómeno mundial en determinadas tecnologías es una muestra de cómo la tecnología soluciona brechas geográficas, económicas y sociales. Algunas de esas tecnologías se relacionan directamente con el tratamiento del virus y otras, han sido utilizadas para adaptarse a vivir en esta crisis. La pandemia por coronavirus no ha terminado y continuará impactando a la humanidad en los próximos meses, por lo que es necesario discutir los desafíos tecnológicos, las lógicas de innovación relacionadas y sus impactos sociales.
Aunque la mayoría de las tecnologías existen desde antes del brote de COVID-19, su utilidad y aplicación se ha acelerado enormemente a la luz de esta crisis:
Impresión en 3D: Debido a que el virus se propaga a través de pequeñas gotas en el aire, es importante que los profesionales de la salud usen máscaras faciales adecuadas para protegerse. Sin embargo, no todas las mascarillas quirúrgicas son adecuadas; los profesionales de la salud necesitan mascarillas N95 con un ajuste facial muy ajustado y una filtración muy eficiente de las partículas en el aire.
A fines de marzo de 2020, Copper 3D, un fabricante de materiales de impresión 3D, publicó un archivo de código abierto para un respirador N95 que podría imprimirse en 3D. De manera similar, CoxHealth, una organización sin fines de lucro de American Hospital, creó «protectores faciales» para los trabajadores de la salud.
Al compartir estos prototipos y archivos imprimibles en 3D, los impresores de todo el mundo pueden producir un aparato idéntico en minutos. Por lo tanto, la tecnología de impresión 3D tiene el potencial de hacer posible la producción individual y bajo demanda de estas máscaras en todo el mundo.
Sistemas de fabricación flexibles: Durante la actual crisis de COVID-19, los sistemas de fabricación flexibles han ayudado a algunas empresas a cambiar rápidamente sus procesos de producción y producir algunas de las herramientas que se necesitan con urgencia para tratar a los pacientes en los hospitales, por ejemplo, ventiladores para pacientes y desinfectantes de manos para el personal médico.
La ventilación es importante en el tratamiento del coronavirus porque es una enfermedad respiratoria y puede tener complicaciones graves para algunos pacientes. En los casos más graves, es necesario un ventilador médico para oxigenar el aire de los pulmones mientras se ayuda a escapar el dióxido de carbono.
Muchos países se han encontrado sin el número de ventiladores necesarios durante la crisis, principalmente porque no tenían existencias suficientes para empezar, o porque la producción se había subcontratado a otros países. Incluso si los fabricantes de ventiladores existentes hubieran aumentado la producción en los primeros meses de la crisis, habría habido una falta de equipos de ventilación y respiración disponibles.
Big data y análisis de datos: La capacidad para manejar los riesgos clínicos y comerciales es fundamental para el desarrollo de nuevas tecnologías médicas, incluidas las vacunas. Una tecnología prometedora para acelerar los ensayos clínicos es el uso de datos colaborativos combinados con análisis de big data. Una subsidiaria de Google, ha estado recopilando datos de salud de 10,000 pacientes voluntarios a diario durante los últimos cinco años, creando así una especie de «control universal» que elimina la necesidad de realizar pruebas en el grupo de control, que es un proceso prolongado. El proyecto original, denominado Baseline, se desarrolló en mayo de 2019, con el objetivo de utilizar los datos para ejecutar estudios clínicos más eficientes en áreas como el cáncer y la salud mental, en asociación con empresas farmacéuticas. A mediados de marzo de 2020, Google abrió Verily para pruebas de Coronavirus.
Incluso si se supera la pandemia, otras crisis inminentes requerirán tecnologías más flexibles y un proceso de innovación más ágil. Al entrar en la crisis económica que sigue a la pandemia y la crisis climática anunciada hace mucho tiempo, no solo emplearemos las tecnologías creadas en respuesta al COVID-19, sino que también nos beneficiaremos de los procesos de innovación generados por la actual crisis de salud global.