El sector de los dispositivos médicos en el rubro de impresión 3D ha evolucionado de manera importante, vivimos una etapa de la historia en donde la esperanza de vida se ha incrementado respecto a épocas anteriores y por ende, se incrementa la demanda de atención médica y dispositivos médicos e implantes asequibles para la población y la impresión 3D, crece en popularidad debido a su efectividad, rapidez y calidad. Dentro de los dispositivos más utilizados hasta ahora, fueron aquéllos destinados al desarrollo de prótesis.

Se estima que el mercado de impresión en 3D para el 2020, alcance un valor de 16,000 millones de dólares, donde Estados Unidos obtuvo la mayor participación en la región norteamericana, Japón en la región asiática, se espera que la región Europea ocupe el segundo lugar en adopción de esta tecnología.  La impresión en 3D es un proceso que crea un objeto tridimensional mediante la construcción de capas sucesivas de materia prima, además es posible realizar cambios en el diseño de manera relativamente sencilla, ajustándose a las necesidades y características de los pacientes. Desde huesos y cartílagos humanos a través del bioprinting, prótesis de plásticos livianos que se ajustan al cuerpo, órtesis y demás dispositivos médicos que  disminuyen sus costos debido a la impresión 3D, las posibilidades crecen y las expectativas aumentan, el auge aumenta y sin embargo, no hay que engañarse, este sistema de impresión no es sencillo y aún debe perfeccionarse para evitar que los costos de aplicación se disparen.

La impresión en 3D supone también beneficios importantes para los pacientes que esperan algún tipo de trasplante de órganos, como riñones, corazones, entre otros. Sin embargo, aún existen áreas sobre las que las instituciones sanitarias hacen especial hincapié, pues a pesar de que los beneficios parecen ganar ventaja, la prioridad por garantizar seguridad y biocompatibilidad de los dispositivos en los pacientes, ofrece un trabajo arduo para los fabricantes.

La ventaja de personalización de los diseños impresos, ofrece también un posible vacío, pues un mismo diseño no se produce dos veces y debe garantizarse que los posibles cambios realizados de un diseño a otro, no ocasionen problemas en el paciente, que la compatibilidad se conserve y que no resulten sorpresas que pongan en riesgo la salud de los pacientes. La materia prima debe ser conocida, saber cómo reaccionará en el entorno donde será implantada y si se utiliza más  de un tipo de material (lo cual ocurre con bastante frecuencia) cómo pueden cambiar esos materiales con el paso del tiempo, pues cabe recordar que el cuerpo humano es en extremo variable. Es necesario anticiparse a cualquier tipo de eventualidad con el fin de disminuir la probabilidad de error en la fabricación y romper las barreras que aún se tienen para cumplir con las expectativas de crecimiento en los próximos años.

Por: Dalia Solano

Fuentes:

FDA.
3D Printing of medical devices.

Omicrono.
Órganos impresos en 3D, el futuro de los trasplantes.

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