Cuando pensamos en un “hacker” generalmente viene a nuestra mente un experto en informática que accede ilegalmente a cualquier sistema digital, sin embargo existe una concepción distinta, un significado que requiere también de personas entusiastas y apasionadas en el ámbito de desarrollo informático, pero que se refiere a aquéllos expertos en tecnología que se ocupan de la seguridad de los sistemas y de desarrollar técnicas de mejora. Hoy, éste factor humano se vuelve indispensable en diferentes sectores, pero es particularmente importante en el desarrollo y fabricación de dispositivos médicos.
Uno de cada cuatro dispositivos médicos están conectados a internet, se vinculan a teléfonos celulares, hospitales, sistemas médicos, etc. En una visita promedio al hospital, un paciente puede estar en contacto hasta con 10 dispositivos médicos interconectados entre sí, se han vuelto mucho más funcionales que en tiempos anteriores, sin embargo, se han vuelto blanco de hackers para el robo de información sensible a un buen número de personas, el fenómeno aumenta porque hoy en día casi toda la población cuenta con un celular en la mano, se lleva el registro de tarjetas de crédito, número de seguridad social, empleo y operaciones bancarias en la palma de la mano. Los dispositivos médicos, al igual que nuestras computadoras o teléfonos celulares, cuentan también con un sistema de antivirus para evitar malos funcionamientos.
Sin embargo, los ataques no solamente ocurren de manera malintencionada, existe un grupo de hackers que se trabaja diariamente pensando en circunstancias que podrían provocar la falla de un dispositivo médico, es un trabajo complejo pero es necesario prevenir la mayor cantidad de situaciones que hacen vulnerable al sistema del dispositivo y que podrían provocar incidentes adversos fatales. Por ejemplo, actualmente, es posible configurar los ajustes de un marcapasos sin necesidad de intervenir al paciente, basta con ingresar al sistema a través de otro dispositivo para realizar los cambios necesarios, en circunstancias normales todo resulta seguro, pero en alguna ocasión, cuando el marcapasos se colocaba al paciente, durante la cirugía, el dispositivo se reinició par actualizar el sistema de antivirus, afortunadamente los médicos pudieron hacer lo necesario para terminar con la operación, pero no era un incidente para que estuvieran preparados. En otro ejemplo, una enfermera, decidió conectar su celular en una máquina de anestesia, pareciera que se trata de una acción que no representaría un problema mayor, sin embargo la máquina de anestesia dejó de funcionar.
Cuando se colocó un sistema de bluetooth a un inhalador que se conectaba a un smartphone, se bloqueó la posibilidad de que recibiera información para evitar que alguien dañara al dispositivo. El inhalador, sólo permitía información de salida, con el fin de enviar todos los datos e información útil al paciente, un hecho que los fabricantes de dispositivos médicos, deben considerar, pues aunque se trabaja en cerrar la brecha tecnológica de la medicina y las consideraciones propias de desarrollo, existen ciertas circunstancias que los fabricante deben observar, pues el dispositivo médico no siempre se utilizará bajo todas las circunstancias de seguridad y es posible que ocurran eventos inesperados que compliquen el funcionamiento natural y por consiguiente afecten la salud de los pacientes.
La conexión de los dispositivos médicos permite ofrecer un mejor cuidado para el paciente, además hace posible que sean menos invasivos y resulten funcionales para el paciente, la relación riesgo-beneficio impulsa a que cada día un mayor número de dispositivos médicos se conecten a internet, los fabricantes, deberán trabajar de la mano de la tecnología informática para asegurar el buen funcionamiento de los aparatos, no hay que olvidar que 8 de cada 10 personas que utilizan dispositivos médicos, prefieren que estén conectados a la red con el fin de recibir alertas, estados de salud, recordatorios y lecturas que sin duda, los vuelven indispensables.