The Third Thumb Project from Dani Clode on Vimeo.
El mundo que nos rodea está diseñado para la ergonomía que asumimos como “natural” en el cuerpo humano. Regularmente, asociamos a los prótesis con algo que nos falta, el lenguaje y esquema de pensamiento asociado a la palabra, incide directamente en la manera en la que vemos a las personas que utilizan una prótesis, pero, qué tal si se cambia esa forma de pensamiento y comenzamos a verlas como una oportunidad para desarrollar habilidades físicas; ése fue el planteamiento que se hizo Dani Clode, diseñadora y fotógrafa que ha decidido añadir un tercer pulgar controlado por el pie, fabricado con una impresora 3D.
Tras graduarse en la Universidad de Victoria en Nueva Zelanda, Clode comenzó a trabajar en un programa denominado “The bone knitter”, que ayudaba a soldar los huesos rotos. Diseñó también una extensión para la oreja y otra para el dedo. El tercer pulgar, ha sido resultado de su fascinación por observar cómo se interrelacionan los organismos con el mundo que les rodea, tras realizar una observación profunda de tentáculos y extremidades en los animales, pensó que una característica que define al ser humano, son sus pulgares y por qué no, agregar un tercero para potencializar las habilidades que por naturaleza poseen los seres humanos.
Clode sabe que hasta ahora, no se han logrado reproducir por completo tejidos, articulaciones y huesos del cuerpo humano, pero consideró que estudiando el movimiento que los dedos de la mano realizan, éste puede emularse y utilizar los materiales y tecnología con la que hasta ahora contamos y por qué no, mejorar nuestras propias habilidades físicas. Así, Clode pensó en un tercer pulgar, como si se tratara de una bisagra flexible de tres partes impresa en una sola pieza en un material denominado Ninjaflex que es ágil y robusto. Un tercer pulgar mejoraría la capacidad de extensión, abducción y aducción de los pulgares, decidió controlarlo mediante el pie, porque aunque naturalmente se pensaría en el brazo, notó que era complejo debido que el brazo, interactúa por completo con las manos y los seres humanos ya estamos bastante acostumbrados a ejecutar esos movimientos. Aprender a utilizar un tercer pulgar, lleva tiempo, debido a que el cerebro debe aprender a utilizar esa nueva habilidad, similar a cuando una persona aprende a conducir un auto estándar, a utilizar máquinas de coser, toca batería o utiliza pedaleras de guitarras eléctricas; se trata de memoria muscular y el cerebro humano, cuenta con la plasticidad necesaria para adquirir y aprender nuevas habilidades.
Cuando se agrega un tercer pulgar, los sensores y el cuerpo, tendrán que acostumbrarse al nuevo movimiento y aprenderlo, así que Cloe decidió utilizar prótesis mioeléctricas, que hoy en día, son el tipo de miembro artificial con más alto grado de rehabilitación, poseen gran fuerza y velocidad de presión, así como también, otorgan mayores posibilidades de combinación y ampliación.
El pulgar se ata a la mano del usuario a través de un brazalete similar al de un reloj. Sus motores son accionados por dos sensores de presión instalados en las plantillas de los zapatos bajo el dedo gordo de cada pie. Se comunican a través de bluetooth y responden según la presión y la velocidad. Los sensores controlan los movimientos de flexión y extensión.
Aunque este dispositivo aún no se produce en serie, tener 6 dedos en una mano, ya no suena tan disparatado.