En el mundo existen personas capaces de sobreponerse a la tragedia y trascender, experiencias que marcan la vida de una persona pero que se vuelven la esperanza de otros, sufrir algún tipo de discapacidad, cambia radicalmente la vida de una persona, eso fue lo que ocurrió con Hugh Herr, cuando a los 17 años, sufrió un accidente mientras practicaba alpinismo en New Hampshire. Tras verse obligado a permanecer varias noches en un glacial, fue rescatado y hospitalizado, pero debieron amputarle ambas piernas, de las rodillas hacia abajo. La experiencia fue muy dura y él mismo declara que postrado en cama pensó: “un ser humano no puede descomponerse, es la tecnología la que está rota, insuficiente y discapacitada.” Herr, tuvo una recuperación pronta de 12 meses, abandonó la idea de que sus reemplazos tuvieran que parecerse a sus antiguas piernas y él mismo creó dispositivos ajustables que le permitieran incluso, ser más alto.
En biología genética los diseñadores observan a través de la lupa de la ciencia para crear diseños ergonómicos que luego, a través de métodos computacionales, emulan procesos neuronales. Actualmente, la medicina regenerativa y biología sintética, crean diseños no anticipados por la naturaleza. Herr, no se conformó con crear un dispositivo que lo devolviera a su vida normal, sino que la mejorara, ha vuelto a escalar y sus prótesis pueden adherirse a pequeñas cavidades montañosas imposibles para un pie humano, escala hielo de manera más rápida y segura, sus implantes potencian su resistencia anaeróbica y ha construido zapatos que mejoran sus actividades aeróbicas, como correr y caminar, se sorprende de que con los avances tecnológicos de hoy en día, aún existan zapatos que te saquen ampollas. La tecnología ha eliminado su discapacidad.
Hugh Herr, imagina un mundo en donde los implantes neuronales permitan a los invidentes ver, caminar a los paralíticos y solucionar discapacidades del cuerpo humano, incluido el cerebro. “Cada persona debe tener el derecho de vivir sin discapacidad, a vivir sin depresión severa, a bailar, a caminar.” Galardonado con el premio: Princesa de Asturias, investigación; Licenciado en Física en 1990 por la Universidad de Millersville (Pennsylvania), en Ingeniería Mecánica por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y doctorado en Biofísica en la Universidad de Harvard, hoy, dirige el centro de biónica extrema: Biomechatronic Group en el Media Lab del MIT, donde desarrolla: “las prótesis más sofisticadas del mundo.”
“Si aceptamos la idea de que los seres humanos no están discapacitados, que una persona no puede descomponerse y que podemos trascender la discapacidad a través de la innovación tecnológica, estableceremos la bases para una experiencia humana mejorada y acabaremos con la discapacidad.”