Se aproxima en octubre, “el mes del cáncer de mama”, celebrado en todo el mundo con el fin de concientizar, incentivar la detección temprana mediante exámenes preventivos, tratamiento y cuidados paliativos. Aunque el cáncer de mama afecta a hombres y mujeres, el porcentaje de incidencia en mujeres es mucho mayor, por lo que actualmente se realizan campañas de detección temprana de cáncer de mama y se ha disminuído considerablemente la tasa de mortalidad.
Dentro de las formas de detección de cáncer de seno, se encuentran la autoexploración y la mastografía. Aunque existen factores de riesgo que incrementan la posibilidad de sufrir esta enfermedad, como la obesidad, el sedentarismo, tener el primer hijo después de los 30 años o nunca haber tenido hijos, todas las mujeres mayores de 40 años y hasta los 69, deben realizarse una mamografía, que consiste en un estudio basado en rayos X, con el fin de localizar anomalías que no es posible reconocer mediante la palpación de senos.
La mamografía, es una radiografía de las mamas que puede detectar calcificaciones hasta 3 años antes de que puedan sentirse alteraciones. Sin embargo, el proceso puede resultar doloroso, pues se comprimen los senos en sentido horizontal y vertical, con el fin de reducir uniformemente el espesor de la mama, además se reduce la dosis radiante para el paciente y separa estructuras glandulares sobrepuestas, facilitando su interpretación.
Por lo anterior, un equipo de argentinos, ha creado un mamógrafo que no utiliza rayos x, sino luz infrarroja, por lo que no se requiere comprimir el seno y permite al paciente tomar una posición más cómoda durante la prueba. Este dispositivo podría utilizarse incluso, en mujeres jóvenes, no pretende reemplazar la tradicional mamografía por compresión, pues hasta ahora, sigue siendo la manera más segura de obtener un diagnóstico preciso del cáncer de mama.
«Gracias a la luz que viaja de forma difusa dentro del tejido humano, es posible conectarla desde la misma cara con la que se ilumina el tejido, como retrodispersada. Eso permite que, en lugar de comprimir la mama entre dos placas como se hace en las mamografías tradicionales, la paciente descanse acostada boca abajo en una mesa con ventana transparente donde se ilumina y recibe luz», indicó Juan Pomarico, uno de los investigadores y desarrolladores del dispositivo médico.
Este proyecto fue desarrollado por el Grupo de Óptica Biomédica del Centro de Investigaciones en Física e Ingeniería de la CIC y recibió un prestigioso premio del Instituto Balseiro. Se trata de una prestigiosa distinción que reparte 50 mil dólares entre los mejores planes de negocios desarrollados por jóvenes tecnoemprendedores de ese país.
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