Según la definición de la Asociación de Tecnología Médica Avanzada de Estados Unidos, la tecnología sanitaria es una diversidad de productos que conjugan ciencia y tecnología destinados al cuidado de la salud. Estas innovaciones tecnológicas se utilizan para el diagnóstico, vigilancia y tratamiento de diversas enfermedades.

La industria de la tecnología médica global, medtech se ha visto fuertemente afectada por la pandemia de Covid-19. Aunque durante el 2019 la industria mostró un crecimiento récord, con ingresos que subieron un 6,3% (hasta los 407,2 mil millones de dólares), la realidad ha sido muy diferente en lo que llevamos de 2020. Según el informe Situación de la Industria de la Tecnología Médica 2020 de EY, en la primera mitad de este año, aproximadamente dos tercios de los líderes del sector vieron caer sus ingresos en un 5%. A pesar de estas cifras, el sentir colectivo de la industria sigue siendo optimista: el crecimiento de las inversiones en I+D junto con la continua confianza de los inversores, deja entrever que esta industria experimentará un rápido repunte incluso a pesar de que algunas cifras clave del sector hayan bajado.

La tecnología sanitaria no está en crisis. Los ingresos y las valoraciones de la industria global de la tecnología médica siguen aumentando. Sin embargo,  para seguir siendo relevantes, las empresas deben comenzar a crear los productos que demandan los futuros pacientes-consumidores y proveedores sin dejar de satisfacer las necesidades actuales. Eso significa alejarse de los modelos comerciales actuales que dependen de la venta de productos y avanzar hacia modelos que priorizan el papel de la tecnología médica como socio confiable en un ecosistema de atención médica dinámico y conectado. Cada vez un mayor número de personas prefiere la atención y monitoreo desde casa, con dispositivos y equipos portátiles, no invasivos, de bajo costos pero seguros y confiables. De ninguna manera se busca reemplazar sofisticados equipos de diagnóstico, pero para satisfacer la demanda en salud de la población, una buena parte de los dispositivos deben ser capaces de otorgar diagnósticos previos que ayuden al paciente a tomar una decisión o acudir al médico en el momento oportuno, lo cual, representa un gran reto para la industria que se enfrenta a usuarios no relacionados con el ámbito médico, con brechas tecnológicas, de edad e incluso con discapacidades inherentes al paciente.

En 2018-19, los ingresos colectivos de medtech aumentaron un 7% a 407.200 millones de dólares, el tercer año consecutivo de crecimiento de medtech.

Las valoraciones también son sólidas: la valoración pública acumulada de medtech aumentó un 38% en los 18 meses que finalizaron el 30 de junio de 2019, superando con creces a la industria de las ciencias de la vida en general.

A medida que las tecnologías convergen, la tecnología médica puede estar en el centro de una revolución en el cuidado de la salud. Pero, ¿la industria está invirtiendo en su propio futuro?. La industria en general sigue destinando más capital a recompras de acciones y dividendos de inversores que a gastos de I+D. Dado que su futuro depende de la innovación, algunos fabricantes de tecnología médica ya están planeando un futuro altamente conectado e impulsado por los datos. La industria tiene la responsabilidad de dar los primeros pasos hacia la construcción del ecosistema conectado, y las recompensas potenciales son significativas para las empresas que aprovechan esta oportunidad.

Por: Dalia Solano

Fuentes:

Eycom.
Is medtech ready to collaborate to build future value?.