La aparición de la pandemia por COVID-19 supone un nuevo reto para los servicios de Medicina Intensiva. Este virus y las nuevas cepas encontradas, se caracterizan cada vez más por un mayor nivel de transmisión.

El uso de ventilación mecánica no invasiva (VNI) se ha generalizado en las unidades de salud incluso en pacientes con fallo respiratorio hipoxémico. Por lo tanto, la VNI podría aparecer como un recurso más para dar soporte respiratorio en pacientes con infección por COVID-19. Sin embargo, su alta transmisibilidad y la dispersión de partículas genera controversia sobre su uso, pudiendo verse como un factor de riesgo de contagio para otros enfermos y entre el personal que los atiende. La experiencia actual, dado lo reciente de la aparición de esta afección, es escasa, aunque los primeros datos en China cuantificaban en 1.716 los trabajadores contagiados, de los cuales habían fallecido 5 (0,3%). Por ello, en caso de optar por dar soporte con ventilación mecánica no invasiva, debe hacerse de forma responsable, lo que debería conllevar la elaboración de protocolos de montaje de los equipamientos disponibles específicos de cada unidad.

La dispersión de partículas en pacientes bajo VNI con respiradores específicos de una rama es evidente por la presencia de una fuga intencionada y por las fugas que se producen alrededor de la mascarilla. En este sentido las fugas son mayores cuanto mayor nivel de soporte requiere el paciente. Además, en un reciente trabajo en pacientes con síndrome de dificultad respiratoria aguda, el uso de Helmet, comparado con interfase oronasal, se asoció a reducción de mortalidad, estancias en UCI y tasa de intubación. Helmet, es un ventilador basado en un casco que provee de mayor independencia al paciente, le permite comunicarse y moverse, se trata de una medida aceptable, con el inconveniente actual del elevado coste con respecto a otras interfaces, lo cual condiciona que muchas unidades no dispongan para su uso. En caso de que se opte por usar un respirador específico de VNI, deberían reducirse al máximo las fugas alrededor de la mascarilla.

La reducción del riesgo de contagio por la dispersión de partículas con VNI aparece de nuevo como un reto en el uso de esta terapia. Modificar los protocolos habituales de montaje, velando por un uso responsable y seguro, aprovechando los recursos disponibles es crucial para conseguirlo.

Estos dispositivos actúan de forma menos invasiva en los pacientes a los que se les provee oxígeno de alto flujo y de esta manera se evita que lleguen a utilizar un respirador.

Los cascos Helmet son sellados al cuello del paciente y la circulación de aire y oxígeno dentro del mismo es cerrada, así se disminuye el riesgo de contagio del personal. Además, no necesita la intubación ni sedación, por lo que permite mayor movilidad y comodidad.

Por: Dalia Solano

Fuentes:

Medicina intensiva.
Ventilación mecánica no invasiva y COVID-19. Minimizando la dispersión.