El cáncer de pulmón representa un reto importante para la salud pública al ser reconocido como una de las principales causas de muerte por cáncer en México y en el mundo.

En 2020, se estimó una incidencia de más de 2 millones de casos de cáncer de pulmón en el mundo y alrededor de 1.8 millones de muertes por esta causa. En México, se registraron 7 mil 811 casos nuevos y 6 mil 733 muertes por cáncer de pulmón.

El cáncer de pulmón se origina cuando las células comienzan a reproducirse de manera descontrolada, forman un tumor y se trasladan a otras partes del organismo donde comienzan a crecer y a formar nuevos tumores que remplazan al tejido normal. Generalmente comienza en las células que envuelven los bronquios y/o los alvéolos.

Los cánceres de pulmón por lo general se agrupan en dos tipos principales, de células pequeñas y de células no pequeñas. Estos tipos de cáncer crecen de manera distinta y requieren distintos tratamientos. El cáncer de pulmón de células no pequeñas es más frecuente que el cáncer de pulmón de células pequeñas. Entre los síntomas de este padecimiento se encuentra el persistente, que empeora en intensidad o se acompaña de sangre, dolor en el pecho, dificultad para respirar, sibilancias (sonido que se produce al respirar), pérdida de peso o del apetito.

Una de las razones que explican su alta mortalidad es su característica asintomática, “silenciosa”, en las etapas tempranas, lo que retrasa su detección. Las personas que desarrollan esta patología sólo acuden al servicio médico hasta que se encuentran en un periodo avanzado. De manera temprana, este tipo de tumor solo se diagnostica en 0.6% de los casos; en etapa localmente avanzada, 24 puntos porcentuales y cerca del 65% en estadio cuatro o periodo crítico.

En nuestro país, las tendencias de mortalidad por este cáncer han disminuido en diferentes magnitudes y periodos específicos. Desde 1990 hasta 2016, la tasa de mortalidad bajó en promedio 1.9% cada año a nivel nacional; esta disminución varió entre hombres y mujeres (2.1% y 1.4% anual, respectivamente). A pesar de esto, aún se requiere más información cultural, de accesibilidad a servicios de salud, así como de exposición ambiental que permita vincular el efecto de estos factores en el desarrollo de esta enfermedad, para prevenir su aparición en las generaciones futuras.

La detección de la salud es un componente importante de los programas de promoción de la salud, y los países han promovido la detección de la salud general dirigida a la prevención y el tratamiento temprano de enfermedades crónicas comunes.

Las pruebas de función pulmonar pueden ayudar al médico a ver cómo están funcionando los pulmones y a su vez, ayudar a diagnosticar determinadas afecciones o enfermedades pulmonares. La única prueba de detección recomendada para el cáncer de pulmón es la tomografía computarizada con dosis bajas (también llamada TC con dosis bajas). La prueba de detección se recomienda solo a los adultos que no presentan síntomas, pero que tienen un riesgo alto.

En Taiwán se desarrolla el mayor proyecto para la detección epidemiológica de cáncer de pulmón. Sus resultados se utilizarán como referencia para futuros cambios en las políticas de prevención y control del cáncer de pulmón. Se espera que se obtengan imágenes de 10,000 personas.

Es de gran importancia contar con una herramienta de detección de alto volumen que se pueda llevar a los pacientes y ofrecer mejores perspectivas que los rayos X tradicionales para cambiar las reglas del juego.

Por: Dalia Solano.

Fuentes:

SEGOB
México frente al cáncer de pulmón
CDC Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades.
¿Quién debe hacerse la prueba de detección para el cáncer de pulmón?