Por más de 100 años, el mercurio se utilizó como componente esencial para los instrumentos de medición como el termómetro y los tensiómetros, la mayoría de los hogares contaban con un termómetro de mercurio en el botiquín básico de casa, pero no fue sino hasta el 2007, cuando la directiva europea prohibió su uso debido a la toxicidad que representa.
El riesgo que representa la rotura de un termómetro de mercurio, expone a las personas a la inhalación de vapores que pueden afectar a los riñones, pulmones y sistema nervioso central. Sin embargo, cabe mencionar que el mercurio metálico se absorbe muy poco por vía digestiva y el contenido en los termómetros clínicos es muy pequeño, por lo que la rotura en la boca de un termómetro de mercurio y el derrame o ingestión de su contenido resulta poco peligroso. Más allá de la angustia que genera, está considerado como de muy baja o nula toxicidad aguda, pero hoy los nuevos avances en dispositivos médicos ofrecen métodos digitales más seguros, ya que son los tensiómetros, los instrumentos con mayor uso de mercurio en sus componentes.
Existe la creencia popular de que los instrumentos de medición de mercurio, son más precisos que los digitales, sin embargo a finales de los noventa,la exactitud de los termómetros de mercurio, hasta entonces considerados como el «standard de oro», recibieron un severo correctivo. Un exhaustivo test demostró que los valores leídos dependían del termómetro utilizado: hasta un 25 % de estos, llegaban mal calibrados a los hospitales, induciendo a errores de más de tres décimas de grado. Por otro lado, aquellos instrumentos que utilizan tecnología digital, se encuentran en un rango aceptado dentro de los estándares de medición en hospitales y clínicas de salud, sin olvidar que las lecturas digitales son más rápidas, de fácil lectura y actualmente se cuenta con instrumentos de medición infrarrojos, que resultan aún menos invasivos para los pacientes. Quizá la creencia se deba a que mientras que los instrumentos de mercurio requieren contacto directo con el cuerpo, las tecnologías infrarrojas y digitales, pueden variar por una mala posición del termómetro que apunta hacia el paciente.
Aunado al riesgo que corren las personas al utilizar mercurio en los instrumentos de medición, se suma la preocupación ambiental, pues un instrumento de medición roto, puede llegar a cauces de agua o contaminar la tierra, razones por las cuales, la Organización Mundial de la Salud (OMS), instó a eliminar gradualmente el uso de mercurio como componente dentro de los instrumentos de medición. «El mercurio es una de las diez sustancias químicas que plantean mayores problemas para la salud pública; se trata de una sustancia que se dispersa en los ecosistemas y permanece en ellos durante generaciones, y que provoca graves problemas de salud y deterioro intelectual a las poblaciones expuestas a él», afirmó la Directora General de la OMS, Margaret Chan.
Las alternativas a los instrumentos de mercurio son vastas, los termómetros digitales con termistor, los termómetros de vidrio con “galinstan”, con colorante alcohólico, timpánicos infrarrojos, infrarrojos de arteria temporal, los termómetros con base en termocuplas, de cambio de fase (matriz de punto), y los termómetros termocrómicos de cristal líquido, pirómetros o termómetros de no contacto.
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